A vueltas con la educación

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Parece que a nadie le gusta estudiar, pero cuando se realizan cambios en las leyes que regulan la educación siempre se genera una polémica en la que se desatan protestas de todo tipo, como ocurre cada vez que se desarrollan nuevos planes de estudio o nuevas normativas acerca de asuntos como las asignaturas obligatorias, los requisitos para acceder a las becas o el coste de los estudios superiores para quienes quieren ampliar su educación y acceder con el tiempo a trabajos específicos que requieren de una titulación concreta en materias avanzadas.

Y es que por mucho que lo intenten los organismos encargados de regular las materias, siempre habrá alguien que se encontraba cómodo con las cosas tal y como estaban y no quiere que se cambien, además de otros que a pesar de que reconocen que el sistema actual no está funcionando todo lo bien que debería, el nuevo no hará sino empeorar la situación aún más.

Sea como sea, la educación ha sido siempre un arma en manos de cada uno de los actores implicados, bien sea para tratar de arrimar el ascua a su sardina o para atacar al contrario tanto por las medidas que ha tomado como por las que se han dejado de tomar. Y se pierde de vista lo verdaderamente importante, que es aprender.

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