Cuando se acaban los estudios obligatorios, hay personas que perecen no sentirse preparadas para enfrentarse al mundo laboral y se deciden por continuar realizando estudios superiores, más o menos avanzados como por ejemplo un grado universitario o yendo más allá y estudiando másters para especializarse en un campo en concreto dentro de una carrera.
Otros, a pesar de que sienten que necesitan más formación, no pueden dedicar los años que se requieren hasta llegar a los másters, y se decantan por aprender un oficio o algún tipo de formación profesional, bien sea por medio de academias privadas o a través de los diversos programas de formación pública o financiada a los que se puede acceder si se cumplen determinadas condiciones de edad, educación, etc.
Ese es, ha sido y será siempre el eterno dilema del ser humano, pues lo cierto es que por mucha educación, formación y conocimientos que se adquieran, uno tiene siempre esa sensación de poder estar mejor preparado y actualizado en su campo, y surge la necesidad de continuar estudiando. Pero también está presente la falta de tiempo debido a que uno comienza a trabajar y entonces es sumamente ocupado y se hace muy difícil poder compaginar ambas cosas, por lo que llega el momento de tener que decidir entre trabajar o seguir mejorando la formación.
One comment
Pingback: Marcharse fuera